El concepto de Internet Justo supone que Internet es un bien común, entendido como algo de lo que se benefician todos los ciudadanos, que debe ser accesible para todos y no debe estar en manos de particulares o gobiernos que lo dirijan o manipulen para sus propios fines. En el Internet Justo todos aquellos que lo usan se benefician, estableciendo acuerdos voluntarios y mutuamente provechosos entre sus diferentes partes, sin que terceros salgan perjudicados.
Así pues, este concepto de Internet Justo nos lleva a proteger aquello que lo preserva como bien común y a rechazar los usos egoístas y que perjudican a parte de sus usuarios. Para poder llevar a cabo este concepto de Internet hace falta una ética personal. La ética que nos guía en la Red es aquella que nos lleva a preservar su viabilidad, tanto en el aspecto económico, como el social, como en el personal. No sería ético, ya que atenta contra otros ciudadanos digitales, reenviar mensajes falsos sabiendo que lo son, por ejemplo. Tampoco lo sería descargar un libro de forma gratuita si su autor todavía conserva los derechos, aunque podamos hacerlo y nadie nos vaya a decir nada.
Busom, en su artículo Prolegómenos para una ética digital, nombra 5 deberes a los que lleva la ética digital de los que destacamos 4 de ellos:
- Deber de transparencia: La opacidad va en contra de una ética digital. Lo que ocurre en la red debe ser registrado y se debe luchar contra todo fraude.
- Deber de ecuanimidad: se busca un equilibrio en la red que evite los monopolios y control de las minorías poderosas sobre el uso y acceso de la información.
- Deber de participación: se promueve la participación activa y se vela por el buen comportamiento en la sociedad digital.
- Deber de protección: la salud, la higiene y la seguridad en la red corresponden a una responsabilidad colectiva
Si entramos en un supermercado y nos llevamos sin pagar un litro de leche, lo más normal es que nos paren a la salida y nos pidan explicaciones. Si entramos en Internet y nos descargamos una película sin pagar, lo más normal es que nadie nos diga nada ni nos pidan explicaciones. Esto es lo que hace que aquí, más que en otra parte, sea necesaria una ética de la conducta. La viabilidad de la sociedad digital depende directamente del buen comportamiento de sus ciudadanos, los ciudadanos digitales.
Para que Internet sea realmente justo y un bien común sostenible, es imprescindible la ética en todo lo que concierne a nuestra relación con la Red.